lunes, 20 de julio de 2015

Andrea Motis & Joan Chamorro Group, una experiencia religiosa (Festival Sons del Mon, Castelló d'Empuries 10/07/15)


                                                        El festival Sons del món

El festival Sons del Món es una propuesta que atrae mucho la atención. Su objetivo es maridar música de calidad con sonoridades variadas de alrededor del mundo, en actitud ecléctica y atractiva; con catas de vino que ofrecen tanto durante los mismos conciertos como en jornadas específicas fuera de ellos. Unos vinos propuestos a través de sommeliers de prestigio y sugeridas por su audición de la música de cada uno de los artistas que van a presentarse.

No sólo de vino y música se compone el festival, sinó tambien de gastronomía, al ofrecer al público una cena  con menú específico para cada evento en restaurantes de la zona.  Además, todo ello viene aderezado también para redondear la jugada con conciertos en escenarios únicos e incomparables como son este año la plaza de la Basílica de Castelló d'Empúries, la Ciutadella de Roses o también jornadas y conciertos en plenos viñedos de las bodegas de los caldos propuestos.

Así, son conciertos donde podemos saborear las particularidades y el encanto de una zona tan fantástica como la de nuestro Empordà, junto con su gastronomía, viticultura, en espacios inigualables y con el hilo conductor de música de calidad de artistas de alrededor del mundo y nacionales. Los que busquen alicientes para asistir a conciertos al aire libre, además de todo lo mencionado tendrán la oportunidad de poder vivir todo ello a precios más que asequibles.

En resumen, una propuesta irresistible para los mejores gourmets, nunca mejor dicho.

Este año la edición se abre con una actuación de kilates, Andrea Motis & Joan Chamorro group. Artistas a los que profeso una gran devoción y más después de haberlos podido catar en la edición del festival de jazz de Figueres unos años atrás.

Por entonces Andrea Motis, aún era considerada una promesa joven con mucho futuro. Pero en estos años ha girado por buena parte de la geografía mundial, ha actuado con artistas de renombre, ha tocado con otras promesas de la escena de Sant Andreu y no contenta con ello, también ha sido capaz de augmentar su campo de miras a la hora de tocar con orquestas, coblas  muy diversos tipos de material, abriéndose a estilos y formatos algo menos comunes en la escena del jazz.

Ya entonces para un servidor se trataba de una realidad, un nombre de los que deben ser escritos en mayúsculas por allá por donde vaya. Ahora la cosa ha pasado a mayores y quería disfrutar de nuevo de sus featurings; además de estrenarme por primera vez en tan exclusivo festival.

MARCO
Al entrar en el recinto y darse un pequeño garbeo, podemos ver una barra donde sirven los vinos propuestos, cerca de otra con las "típicas" consumiciones, y una tercera con pequeños platos para degustar en este caso, quesos artesanos de la zona. En la plaza de arriba, tenemos unas cuantas mesas donde degustar tan exclusivos tentempiés. En la zona de abajo, numeradas,  tenemos las sillas plegables que hacen de gradas.

Tenemos una iluminación exclusiva que abarca toda la parte frontal de la Basílica y en especial, el portal que queda justo detrás de la parte central del escenario. El escenario, la música que vamos a degustar, y el fondo con esa iluminación harán de esta noche una experiencia especial.

 FORMACIÓN
Los músicos suben al escenario y ocupan sus puestos. Hoy el pianista no es el ilustre Ignasi Terraza sinó Joan Munné, situado en el costado izquierdo del escenario con su piano de cola. Bien cerca se dispone el guitarrista Josep Traver. Ya en la parte central nuestra estrella, ms. Motis y a su retaguardia y controlando el combo el master Joan Chamorro. En la parte derecha el batería Esteve Pi.

Desconozco las mutaciones exactas del quinteto ni el porqué de la ausencia hoy de I.Terraza; ciertamente me pierdo entre el Chamorro "Quintet", el Chamorro "Group", los "Ensembles" y las jazz "band". Pero señalaré que por allá por donde veo carteles y agenda de conciertos, el pianista oficial de la gira suele ser el maestro Terraza. Supondré una cuestión de agendas o disposiciones puntuales o tal vez una incorporacion nueva que pueda llegar a ser algo más estable o definitiva.

Mi espíritu de recopilador de información y de investigación previa me falla, así como el detalle exacto del songlist de la noche. Ya me perdonarán, pero hace ya algunos días y no soy el fanático más insomne del jazz precisamente. Y siempre reconozco que no es el estilo donde más me prodigo en audiciones, más que de manera más bien puntual.

SONIDO
Dicho esto, al arrancar el concierto, me sorprende la excelencia del sonido, pese a estar al aire libre en un espacio abierto. El punto flaco que suelo encontrar más a faltar en conciertos de jazz, es una presencia más central del contrabajo pero hoy, el sonido de Chamorro es excelente y el resto del combo pivota alrededor de él. Hoy tiene presencia y eso, en jazz se nota y mucho. Tal vez los bajos del piano deberían estar algo más altos o los agudos de los micros de los vientos algo más moderados, especialmente en sus solos más desinhibidos. Pese a esas minucias, el sonido es de kilates, hoy; hasta mejor que en algunos espacios cerrados, que suelen ser algo más asequibles para ser controlados. Un trabajo excelente.

El esfuerzo por la escenografía, escenario y sonido es excelente y el acompañamiento con los vinos lo borda.

PERFORMANCES

Andrea Motis
Pero esto no va de escenarios, sinó de jazz de etiqueta. Y cuando la voz de Andrea Motis empieza a sonar, el mundo se para. Los habrá que dirán que es una exageración  o que  le dan mucha coba en los medios, pero cualquier alma con sensibilidad musical o artística me dará la razón cuando la oigan en directo.

Esa sensación se acrecenta hoy, noche fresca de verano, en este marco incomparable. Tal vez por ello, descubro que cuando Motis se pone a cantar en portugués en esas bossanovas cálidas o cuando atacan la samba pasada por el filtro jazz del quinteto, me suena a gloria y tengo la sensación de que me está cantando al oido mientras el envoltorio musical me masajea parte del alma.

Sus solos dan en el clavo atendiendo a aquello de que menos es más, y arrancándose por velocidad en algunos momentos. A la par que con su voz, calidez y cercanía. De ahí, los posibles peros, si es que estos son posibles. Encuentro a faltar en su voz algo de visceralidad de vez en cuando, tal vez algo que tienda en algun momento, especialmente de crescendo en intensidad musical de los temas, hacia otros registros. Su recurso es cantar a viva voz, haciendola ir a cotas de molto forte; y eso en algunos momentos, no resulta ser suficiente.


Es decir, cantando de manera estándar, y tal vez en sus semisusurros nos llega al alma, pero cuando la intensidad del repertorio sube, tal vez le falte un punto de algo más. Pero eso tal vez no sea de cajón en un estilo tan plácido y reconfortante como suele ser el jazz. Seguro que serán cosas mías.

Joan Monné
De la banda, no puedo soltar más que elogios. El pianista Munné es el adalid de la versatilidad, atreviéndose a tocar improvisando a costa de saber poco más que el tono en que se canta alguna canción concreta, y para más inri, es capaz de rellenarla con solos e infinidad de inversiones y acordes llenos por doquier. Un músico total. Porque lejos de ello cuando empiezan los turnos de solos, me deja boquiabierto en más de una ocasión.

La realidad de este tipo de combos, para el pianista es contratiempear con la izquierda y clavar acordes con pequeños dibujos con la derecha, y cuando se trata de ciertos pasajes o de turnos de solos, puntear por todo el abanico de la mano derecha en esas 4 o 5 octavas. Es decir un papel limitado. Y a ello voy, cuando los solos son más largos y debe ceder el turno al siguiente instrumento,en alguna ocasión tal vez debiera hacerlo algo antes, ya que por más que excelentes solos, alguno se me hizo algo reiterativo, no tanto por las notas sinó por la sensación en general o sonido.

En ese par de turnos de solos largos tal vez debería acortar su improvisación, en cambio en otros temas, se encontraba a faltar precisamente que se esplaiara (o le permitieran hacerlo) y que dejara su huella en la cancion para acabar de redondearla. En fin, todo esto sucedía en un par o tres de momentos puntuales en un concierto de casi 2 horas. Apreciaciones de pianista aficionado, direis, y con razón. Minucias, pero que en una crónica fiel hay que mentar si uno persigue aquello de ser honesto.

Josep Traver
Luego, existen pocos guitarristas tan precisos como Josep Traver, un músico que se atreve con casi cualquier instrumento de cuerdas, y al que le bromea Chamorro cuando expresa su “alivio” por no haberse llevado su banjo y ukelele a este concierto.

El sonido de guitarra de jazz es la elegancia personificada, y Traver es de lo más preciso y certero que se pueda encontrar. No hablaremos de su experiencia ni eclecticismo. Los solos nos llegan. Y cuando ataca las inversiones rítmicas, la precision a la hora de decidir rasguear acordes amplios o atacarlos de manera más rítmica y rápida también me admira mucho. Lo mismo al oír esos solos sin una sola nota de más ni de menos. Punteos vigorosos y refrescantes.

De hecho el problema surge cuando se duplica su función rítmica con la del pianista o cuando la canción no pide mucho de la guitarra. Esos momentos concretos, parece duplicar algo que ya está ahí. Más minucias y sensaciones propias sin importancia.

Esteve Pi
De la batería, un instrumentista como la copa de un pino, que expresa su sensibilidad sutil cuando toca canciones más melódicas o calmadas, y ataca con firmeza, contagiando a sus compañeros de escena cuando hay que dar soltura y intensidad al repertorio. Siempre me encanta presenciar la amplitud de recursos de los bateristas de jazz que dan en el clavo en todo momento. Se diversifica el abanico que contiene una misma cancion, por más lírica o melódica que sea.

Y en uno de los pocos solos, Esteve Pi, literalmente se sale. Poniendo un broche de oro a su performance.

Joan Chamorro
De Chamorro poco se puede decir que no se sepa. Su featuring al contrabajo es siempre excelente, dando amplitud a los ritmos, marcando el tempo junto a Pi, dejandose llevar cuando el discurrir musical de los temas y/o del resto del combo lo requiere, y reposandolos cuando después de una zona rítmica y animada hay que volver a una coda que lleve a un final más lírico junto a la vuelta de la voz de Motis de nuevo.

No había sabido captar la última vez, su todavía más excelente capacidad con el saxo tenor. Si no recuerdo mal lo cogió en tan sólo una ocasión, y creedme que me eclipsó de principio a fin. Pese a que la banda dejó de tocar con contrabajo y asumiera parcialmente ese papel Munné al piano. He aquí mi única queja en cuanto al sonido, al dejarse llevar y tocar el saxo en molto forte, en esas pocas notas el saxo lo tapaba todo. Tan sólo unos segundos, pero la intensidad de sus solos hacían que no importara lo suficiente. Más bien al contrario.

Estaría bien que se prodigara más en ese aspecto con el quinteto junto a Motis, pero supongo que encontrar a otro multiinstrumentista o a otro contrabajista que esté a la altura de la banda debe de ser complicado. O tal vez se trate de que como mentor y director del combo, el contrabajo precisamente se presta a hacer esa función de hacer mover la música en la dirección adecuada. Tal vez se trate también de que los instrumentos de viento metal rellenan normalmente durante menos tiempo los temas fuera de la puntualidad de los solos.

Aunque ese sea el tema, estaría bien poder saborear el saxo tenor de Chamorro algo más en cada concierto, por aquello de contentar aún más y mejor al público del quinteto.

MATERIAL
En cuanto al repertorio, volvieron a atacar multitud de estandares de jazz, como el clasiquísimo y apropiado Summertime, ese par de bossanovas como Mañana do Carnaval, el Moonriver, Blue Monk y hasta un vals.

Como ya escribía más arriba, las bossanovas en voz de Motis  suenan sublimes. Ahora no sabría discernir si se trata de repertorio que ya venían cocinando o se trataba de canciones más orientadas a este concierto o festival de cariz más world music. Sea como fuere, fueron algo superior, casi una elegía.

Si no recuerdo mal, la primera parte del vals me resultó un tanto titubeante al principio hasta que no entraron en barrena  más puramente jazzística. Lo mismo que un Moonriver que me suena flojo con la voz de Motis y unos arreglos algo demasiado estáticos u estándar. ¿Será por la "mala costumbre" propia de escucharlo siempre de la mano de la voz, Sr.Sinatra y orquesta?

Reconoceré que cuando presentaron el tema de Amy Winehouse "You know I'm no good" , me sorprendieron gratamente cogiéndome a contrapie. Aquello de pensar "vamos a ver". Mis expectativas o intuición fué la correcta. Introducción instrumental, que pretendía marcar bien los ritmos en plan funkoide al contrabajo y que la guitarra y el piano no acabaron de situar en un camino más o menos proclive al mismo tema que trataban de versionear. Y era casi irreconocible respecto al original. Mal camino para una versión.

Cuando ya entró la voz de Motis, tal vez se acabó de deshacer ese esfuerzo impreciso instrumental de introducción al ritmo del tema. Y es que no todas las voces son capaces de llenar una canción de Amy. Y la de Motis tampoco. Fué mi gran decepción del concierto sin ninguna duda. Pero también es evidente que el aire del tema original es bastante difícil de replicar en formato quinteto de jazz.

Pese a ello, diría que es un camino que debería tomar la cantante y con ella el quinteto en pleno, de acercarse a estos otros estilos más profanos para los músicos de jazz. Se agradece y sorprende el esfuerzo, pero hay que ser justos y en este caso, la versión no estuvo a la altura.

Otro pero, siempre desde mi punto de vista personal, es la falta de un par de temas de componente más rítmico o alegre, encontre a faltar cosas como la versión de Nina Simone de "My baby just cares for me" o el "the devil & the deep blue sea". Y sinó de similares. Encontré todo demasiado melódico y le faltó un contrapunto de algo más de movimiento. Como complemento o colofón. Pero tampoco somos ni seremos nosotros los que escogemos el songlist.

CONCLUSIONES
El concierto fué excelente, la atmósfera magnífica, y todo estuvo delicioso y exquisito, salvo estas minucias que no ensombrecen ni de lejos un concierto de tan alto standing. Ojalá se programaran más conciertos y de esta manera tan asequible, de esta categoría y con este encanto tan único.

Un acierto inaugurar el festival con el Motis & Chamorro group. También el de hacer una media parte para que el público tenga la oportunidad de paladear el vino seleccionado. Por más de que siempre la gente se esplaye algo más de la cuenta y tengan que volver corriendo a sus asientos numerados una vez los músicos ya atacaban el siguiente tema.

Para los que no hayan leído el resto de mi crónica de aficionado y amateur novato de jazz, remarcar que paladear en vivo a Motis y Chamorro group es una experiencia única, mágica y de aquellas que difícilmente se pueden llegar a olvidar, de aquellos conciertos que permanecen bien al fondo del corazón de un servidor. Y así os lo cuento. Cuando esta chica comienza a cantar, el tiempo se para.




AUDIENCIA
Y la prueba es que nos pusieron los pelos de punta a más de uno en más de una ocasión, y fueron capaces de levantar al público (variado y que aglutinaba una gran amplitud de edades) hasta en dos ocasiones, que con ganas de más, aplaudimos durante unos cuantos minutos, y que obtuvo la recompensa de unos cuantos bises más. Y ya al terminar, repetición de la estampa, público en pie y aplausos duraderos.  La audiencia es sabia y agradece, reconoce y disfruta de los grandes conciertos. Y este fué sin ninguna duda, de los memorables.

¿SUGERENCIAS?
Y no me estaré de trasladar la siguiente reflexión, o intentarlo si no es demasiado atrevimiento por mi parte. Por un lado, ya hemos copsado que los estándares más estándares de jazz y del jazz cantado le van como anillo al dedo a Andrea Motis, y más cuando las versiones se hicieron conocidas a través de otras grandes damas clásicas del jazz.

También insisto en que esa tesitura de calidez debería complementarse con algun que otro registro vocal que redondee las piezas en algun que otro momento clave. Desde mi posición de crítico aficionado que trata de aportar algo de debate a lo que ve, debo decir que tal vez el excesivo encorsetamiento en el campo del jazz cantado en particular y de algunos instrumentales en general tambíen dentro de los estándares del jazz ; tal vez la limite un tanto.

Bajo mi perspectiva, creo que haría bien en colaborar en momentos, conciertos o grabaciones de artistas de otros estilos más profanos a ojos de los amantes acérrimos de jazz. Acercarse a versiones como la de Amy Winehouse, Nina Simone, Aleluya y alguna que otra conforman un acertado primer paso. Pero diría que para que su capacidad musical se acrecentara todavía más, haría bien en adoptar un punto más de valentía para salir momentaneamente de esa zona de confort (amplia) que supone el jazz  que además ya controla con matrícula de honor. Debería de acercarse a cosas más profanas  como por ejemplo el triphop, el blues e inclusive el doowoop, por decir algunos de la multitud que pululan por el mundo de la música popular.

Crecería como artista y tendría una visión más amplia de sus propias capacidades.

Y me atreveré a ir un tanto más allá; lejos de que todo lo que ha inculcado el maestre Chamorro ha sido impresionante, me aventuraré a exponer mi sensacion de que la carrera actual de Andrea  parece limitarse a inrementar el nº de partituras jazzísticas que conozca y en mejorar su capacidad en los instrumentos solistas. Sumar y perfeccionar. Pero el plus de moverse un tanto de su actual status la llevaría a cotas realmente supremas.

Siempre que se quiera crecer más como artista y no se le arrugue la nariz tan sólo de plantearselo. Ella es una cantante que ya forma parte de la élite mundial, y tiene mucho tiempo por delante. Hará lo que quiera y escogerá su camino. Y si se queda en el jazz, seguirá regalándonos conciertos inolvidables como el de esta noche.

Pero ya hablé demasiado. Ahí dejo el testigo y la sugerencia.Tal vez me equivoque.

Aún así, debemos seguir celebrando y disfrutando de su presencia en los escenarios cada vez que podamos. Pocas veces veremos tanto talento. Y yo digo y me repito, los conciertos de Andrea Motis & Chamorro group son una experiencia religiosa.

¡Y que dure!













                                            Todas las fotos de la página web y del facebook del festival Sons del món







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